A veces, cuando nos perdemos, no buscamos un mapa, incluso si nos lo ofrecen.
Porque el mapa nos recuerda que cometimos un error. Que estábamos equivocados.
Pero sin un mapa, no solamente estamos equivocados, sino que seguimos perdidos aún.
Un mapa no te lleva automáticamente a casa, pero probablemente hará que estés menos perdido.
Cuando te enfrentes a lo desconocido, es difícil admitir que puede ser que no exista un mapa.
En esos casos una brújula es esencial para recordarte dónde está el verdadero norte.