Cuando estás haciendo el desayuno y el camión o raite escolar va a llegar en unos minutos, es tentador (y aparentemente eficiente) gritarles a los que están alistándose arriba. Si un adolescente recalcitrante está flojeando antes de salir a la escuela (lo sé, a veces sucede), adelante, ve y grítale.
Buena suerte.
La alternativa es apagar la estufa y subir las escaleras. Tomar aliento y tener una conversación con calma.
No es eficiente, pero si efectivo.
Esta es una metáfora casi universal. Seguimos encontrando maneras de racionalizar diversas versiones de gritar hacia arriba en lugar de hacer el trabajo duro de comprometernos y hacerlo con detalle.