Tu teléfono tiene dos trabajos.
Por un lado, fue contratado por ti para lograr ciertas tareas. Dentro de todo, es una ganga evidente y un milagro.
Pero la mayor parte del tiempo, tu teléfono trabaja para los corporativos, tus conocidos lejanos y las grandes redes sociales. Lo contrataron para ponerte a ti a trabajar para ellos. No eres el cliente, eres el producto. Tu atención y tu ansiedad se vende. Muy barato.
Cuando tu teléfono arrebata tu atención, cuando te hace sentir inadecuado, cuando te obliga a ponerte al dia, a consumir y a agobiarte no está trabajando para ti, ¿O si?
«Sobre demanda» no significa que hagas cosas cuando el aparato te lo demanda.
rafaelorduy.com