Cuando leí con gran interés los consejos de Bill Gates para ser exitoso, me dí cuenta que coincidían con los de Steve Jobs, Warren Buffett, Stephen King, Hugo Sanchez, Carlos Slim, Henry Ford, James Hetfield, Gabriel García Márquez, Barack Obama, Madonna y Mark Zuckerberg.
Creo que no necesito leer las biografías de cada uno pero todos, todos los personajes exitosos que recuerdes, incluyendo a los que predican con gran razonamiento y dando ejemplo como Tony Robbins, Seth Godin, James Altucher, Scott Adams, Malcolm Gladwell, Adam Grant y demas filosofos modernos, resumen el principal consejo en algo que es mucho más facil decir que hacer:
NO TE DISTRAIGAS.
Incluyo en esta lista a Jesús, Buda, el Dalai Lama y tambien puedes meter a personajes y criminales o figuras negativas que no vale la pena mencionar por supuesto, pero imaginatelos. Tenían menos distracciones claro, pero también menos tiempo de vida.
Claro, es el consejo perfecto. Pero creo que se necesita cierta capacidad o predisposición mental muy específica para lograrlo. Es una habilidad que podemos construir sin duda. Pero debes estar dispuesto a lo que implica:
- Cancelar tu relax del domingo por la tarde
- Abandonar de tajo esos chats de Whatsapp que sabes no son productivos pero sí entretenidos
- Quitar de tu rutina el entretenido escaneo o stalkeo de Instagram o de Facebook
- Eliminar tu siesta «reparadora»
Todos los excesos son malos. Tampoco debes lanzarte a tu proyecto abandonando a tu familia y tus relaciones que a fin de cuenta debe contar con ellos para vivir y también para tus empresas.
Sin embargo, cada uno de nosotros lo sabemos.
Sabemos que no es necesario revisar todos los mensajes acumulados en esa cuenta de correo o ese chat, o todas las notificaciones acumuladas.
Muchos tenemos la ansiedad de dejar en ‘ceros’ los contadores que el teléfono nos impone. Inventamos el pretexto de que ‘puede ser algo urgente’ o que ‘alguien me necesita’.
De ser asi te van a marcar. A veces olvidamos que el aparato también sirve para llamar y no solo para todo tipo de mensajes impersonales y cómodos que dejan la pelota del otro lado de la cancha y te lavan la conciencia. «Te mandé un mensaje» es el pretexto perfecto.
O también es bueno acordarse de aquellas épocas en que no existian los celulares y como deciamos «nunca pasaba nada.»
El reto es ese y se puede empezar ya. Durante tu tiempo de trabajo y de tu proyecto valiente revisar únicamente los mensajes del trabajo. Los que ya sabemos que son de grupos de amigos o de otras redes sociales pueden esperar al final del día
Pero hazlo en tus momentos de soledad sin robarle tiempo a quienes te necesitan presente.
¿La otra opción? No los revises.
Confieso que no estoy listo para ello (aun).