A veces, no vendemos lo que tenemos, vendemos lo que podría ser.
Las editoriales, por ejemplo, compran propuestas de libros que no son de ficción ($10 millones de dólares por la autobiografía de Bruce Springsteen) y no el libro terminado. El producto entregado por el autor casi nunca le llega a lo que se esperaba, pero la esperanza es divertida.
Los inversionistas de riesgo, al menos en las primeras etapas de una compañía, compran esperanza también. Los números que podrían ser, que deberían ser, no los números que tienes ahora.
Entendiendo esto, es posible dibujar una curva de esperanza y realidad a través del tiempo. Necesitas dirigirte hacia la realidad que buscas, pero atraer socios es mas efectivo cuando la esperanza está a la alza, no después de que se asienta la realidad.