En un instante en este universo de un click, la idea del sacrificio es ajena. Cuando el mundo puede terminarse mañana, cuando puedes obtener lo que quieres en este momento, cuando es más fácil que nunca endeudarse, ¿Porqué considerar siquiera el sacrificio?
Porque es la mejor manera de alcanzar tus metas. La satisfacción hoy casi siempre disminuye las reservas que tenemos para construir un activo para el futuro. Invertir en algo que vale la pena construir siempre requiere evitar obtener lo que quieres en este momento. El sacrificio puede significar dejar de hacer un gasto, pero también puede ser el paso valiente de tener una conversación difícil ahora en lugar de posponerla.
Sin importar la meta, los sacrificios hacen más probable que llegues ahí.
El camino hacia la meta que vale la pena, sin embargo, es la pieza clave de la meta en sí. Nunca tenemos certeza de que alcanzaremos la meta, una razón significativa por la que poca gente persiste. Pero si el camino incluye el sacrificio, estamos pagando por esa meta, la meta que nunca estamos seguros de alcanzar, cada dia.
De ahí el deleite.
El acto del sacrificio, de dejar ir algo en nuestro camino hacia otra cosa, una más generosa, virtuosa y útil, es de hecho un pequeño pedazo de satisfacción en si mismo.
Si llega fácil, no es lo mismo…