Así es como elegimos con quien trabajar.
Queremos a alguien que sea tan bueno como su trabajo. Y a quienes pasamos por alto usualmente los etiquetamos como, “no suficientemente buenos.” Y nos etiquetamos a nosotros mismos también. “Me gustaría hacer ese tipo de trabajo, pero no soy lo suficientemente bueno.”
Ésta es obviamente una trampa.
Casi en todo tipo de trabajos, la frase real es, “no lo suficientemente bueno aún.”
Por supuesto, al menos en una ocasión escribiste una gran linea de código o acuñaste un buen encabezado. Al menos una vez hiciste un buen diagnóstico o calmaste a un paciente. Al menos en una ocasión hiciste algo extraordinario. De modo que no es como si no pudieras hacerlo.
Pudiera ser que no te importa tanto como para intentarlo.
”Me gustaría contratar a ese programador, pero no tiene el cuidado suficiente como para ser realmente bueno en su oficio.” Eso es ciertamente más verdadero que, “Nunca será un buen programador, porque su ADN no coincide con el ADN de un buen programador.”
Es verdad que no eres lo suficientemente bueno aún. Nadie lo somos. Pero si te comprometes a intentarlo con suficiente intensidad y el tiempo suficiente, vas a mejorar.