Clasificamos a la gente todo el tiempo. La sociedad prefiere que estas sean fáciles e inútiles: Color de piel. Género. Estatus de necesidades físicas. Nacionalidad. Credo. Altura.
Si bien estas son fáciles de hacer y resultan de largas, largas tradiciones, son inútiles.
¿Las alternativas? Amabilidad. Experiencia. Actitud. Habilidades. Inteligencia emocional. Honestidad. Persistencia generosa. Voluntad para tomar riesgos. Lealtad. Perceptividad. Umbral de atención. Cuidado. Autoestima…
Es una batalla diaria, un escalamiento cuesta arriba para ignorar intencionalmente las clasificaciones que probablemente nos enseñaron desde niños. Este podría ser el trabajo más importante que hagamos hoy, y cada dia.
La gente que nos importa lo merece…