Negarse a ofrecer disculpas o pedir que nos perdonen no es una señal de fuerza. Es una señal de narcisismo.
“Te ofrezco disculpas si te ofendí…” no es pedir perdón. Es una expresión en la que dudas haber hecho algo incorrecto.
Una disculpa sincera involucra el aceptar la responsabilidad por tus acciones: “Te ofrezco disculpas por haberte ofendido…”