No adormilado, ni desenfocado, ni acelerado, simplemente despierto.
Alerta de lo que está a nuestro alrededor. Viendo las cosas con claridad, escuchándolas como si fuera la primera vez.
¿Qué tan seguido tenemos la suerte suficiente como para estar despiertos?
Los medios, las redes sociales, los mercadólogos—rara vez nos ayudan a estar despiertos. En su lugar ellos buscan el click, la compra, zombies temerosos.
La gente a la que buscamos servir, aquellos que intentamos alcanzar-en los extraños momentos en que están despiertos, ¿Estamos desperdiciando esa pequeña tajada de magia? ¿Creamos miedo o aburrimiento o gratificación inmediata y corta simplemente porque es más fácil para nosotros?
Buscar un estado despierto parece como algo que vale la pena. Y cuando lo encontramos, hay que compartirlo.
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