Accidentalmente somos muy detallistas al respecto de quien viene a la reunión. Quien tiene un lugar en la mesa donde se toman decisiones. Casi aleatoriamente decidimos quien hace la entrevista y quien es entrevistado, quien participa en la lluvia de ideas, quien está revisando el trabajo…
¿Qué tal que lo hiciéramos con intención? ¿Y si pensáramos profundamente sobre quien se sienta enfrente de nosotros durante las conversaciones clave?
La conveniencia no debería ser el factor dominante de esta elección. Ni el protocolo existente.
«¿Quién NO se encuentra presente?» pudiera ser la pregunta no formulada mas importante.
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Rafa Elorduy 