Realmente no importa, ¿o sí?
Todos tus malos hábitos (y algunos de los buenos) existen para llenar ese hueco, o para protegerlo de ser visto.
Y mientras nuestra misión siga siendo el llenar ese hueco, y mientras ese hueco permanezca imposible de llenar (y si después de todo este tiempo, aún no está lleno, pues buena suerte) realmente no importa que tan pequeño o trivial o inmencionable es el hueco.
Aún nos controla.
El primer paso para vivir con el es reconocerlo.
No puedes hacer que desaparezca.
Pero puedes aprender a bailar con el…
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Rafa Elorduy 