Hoy rompí dos platos.
Mientras vaciaba la lavavajillas, sujetando ambos platos pequeños con una mano. Uno de ellos se resbaló, y observé espantado mientras caía lentamente hacia el duro piso de la cocina.
En un valiente, pero vano intento, de atrapar milagrosamente ese plato se me cayó el segundo por supuesto.
Ahora los dos desaparecieron.
Seguido, lo mejor que hacer con una causa perdida es dejarla ir. Porque el perseguirla interfiere con las causas que aún no has perdido.
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