La Internet es infinita. Al menos para los humanos.
El lo que llevas leyendo esto, más de una hora de videos se han subido a YouTube. Nunca lo alcanzarás.
Lo que sucede es que el mundo siempre ha sido infinito comparado a la escala humana.
Vivir en una granja bucólica del siglo 14, no tenías necesidad de aburrirte. Podrías estudiar gusanos de tierra, redactar un soneto o tener una conversación con tu vecino…
Amplificamos o abreviamos nuestra visión del mundo para evitar aburrirnos o sentirnos muy pequeños.
Cuando te encuentras un nuevo servicio en la red, te pones a chatear o regresas a tu computadora después de un descanso, es natural sentirse abrumado. Demasiado para procesar. Queremos cimientos para pararnos en ellos, pero el piso firme nos elude por algún tiempo.
Y entonces lo encontramos de nuevo. Porque intencionalmente nos volvemos desentendidos del resto de lo que sucede.
En este momento, orbitando una estrella lejana, la gente del Planeta 10 tienen un conflicto sobre alguna u otra cosa. Pero nosotros no nos enteramos. Y en este instante, alguien que trabaja contigo tiene una duda, o la tienda en la que no estás tiene un problema, y un colega tuyo está haciendo algo sin tu supervisión–y todo esto procede sin tí, porque el mantenerte alerta del 100% de la información es ficción.
Encontrar tu piso firme y hacer tu trabajo. Es una elección.