No es exactamente como el mundo real pero con teclados.
Salto 1: La atención es muy fácil de ser robada en línea, así que no lo hagas. La publicidad no solicitada (spam) es una mala idea. Interrumpir a cientos o millones de personas no te cuesta mucho, pero le cuesta mucho a cada persona. No te pararías en medio de una obra de teatro gritándole a la audiencia que te compren seguros. Tampoco lo hagas con tu teclado. El permiso es anticipado, personal y relevante.
Salto 2: Hay una diferencia entre interacción sincrónica y asincrónica. Sabemos esto intuitivamente en el mundo real (una carta es distinta a una llamada telefónica) pero en línea es profundo. Una mesa de discusión no es igual que una videollamada en Zoom. Sucede que podemos crear conversaciones ricas y ordenadas con comunicación asincrónica, pero también debemos ser un poco más pacientes.
Salto 3: Más de una persona puede ´hablar´a la vez. En el mundo real, eso es imposible. En una mesa para seis, podemos turnarnos la voz. Pero en un chat, podemos todos hablar al mismo tiempo. Utilízalo bien y puedes incrementar dramáticamente el intercambio de información. Pero si tratas de seguir todos los hilos, o te pierdes lo que necesitas, entonces de hecho es menos efectivo.
Salto 4: A veces dejamos una huella. La mayoría de las conversaciones en la vida real son inherentemente olvidables porque las palabras desaparecen justo después de que las decimos. Pero si usas un teclado, o estás conectado a un servidor, asume que te están grabando y actúa apropiadamente. Y a veces la gente que está hablando es anónima (lo cual nunca sucede en el mundo real).
Es posible, con esfuerzo, transformar las comunicaciones de negocios (y escolares) alejándolas del status quo jerárquico, olvidable, enfocado en cumplir, sincronizado y lento, hacia algo significativamente más fluído y poderoso. Pero necesitamos hacerlo a propósito…