Leí recientemente a alguien quejándose; «es tan frustrante no poder controlar a la gente.»
Claro, hay otra cara de la moneda.
Si pudieras controlar a la gente, imagina lo pesada que sería para tí esa responsabilidad
La libertad de elegir conlleva el darse cuenta que nuestras decisiones nos pertenecen. Una es la elección de liderar. La otra es la decisión de ser seguidor.
Si decidimos liderar, necesitamos estar preparados para hacernos responsables de las consecuencias de nuestro liderazgo, incluso (y especialmente) si de hecho no podemos controlar lo que los demás hacen.