Tenemos el momento inalterable de los objetos físicos como se entiende por la física como ciencia: los objetos en movimiento tienden a permanecer así. Una pelota lanzada rápidamente hacia tu cabeza duele más que una que se lanza sin fuerza.
Pero usualmente, el momento es únicamente conceptual, y está basado en nuestros hábitos y nuestra dificultad en entender (e ignorar) los costos asumidos. Nos casamos mucho más tiempo del debido con un cierto patrón, con un líder, un empleado o un proyecto.
El comportamiento que hace que alguien no sea contratado es trivial comparado con lo que se necesita para ser despedido. Y en algún nivel tiene sentido. Cuando aún no estamos comprometidos, el costo de observar alrededor y cambiar nuestra elección, es pequeño. Pero una vez que estamos comprometidos emocionalmente hacia una causa o un proyecto o una persona, el costo de cambiar es alto, en parte porque se incluye el sentimiento de que pudimos haber cometido un error.
Pero atender esa elección inicial dándole más fuerza es el verdadero error.
Escarbar un agujero más profundo rara vez nos lleva al otro lado…