El nuevo ritual, incluso más frecuente que revisar las puertas y ventanas antes de irse a la cama, es revisar lo que llegó. Mensajes, correos y redes para asegurarte que no hay cabos sueltos antes de dormir.
Y luego continúa el ritual, lo primero por la mañana mientras revisamos lo que llegó durante la noche, para saber que todo está bien.
¿Qué pasaría si en lugar de ello, durante una semana, lo último que hiciéramos en el día fuese hacer una lista de oportunidades emocionantes para el futuro? ¿y qué si la primer cosa que hagamos al despertar fuese escribir algo y afinar nuestro objetivo?
Hay mucho tiempo para revisar las puertas y ventanas el resto del día…